viernes, 9 de abril de 2010

Gracias a Tamal.

Jordana empezó a frecuentar más a menudo el Desenlace, aquel bar que le había devuelto la esperanza de encontrar a su padre. Todas las noches entraba en el bar, saludaba a Jorge, se sentaba en la barra y pedía un cocktail. Luego de 40 minutos de espera se paraba desesperada y le preguntaba a Jorge si sabía algo de Juan. Él le respondía que extrañamente no había vuelto a saber de él. Que seguramente ya había empezado con su viaje.


A Jordana sólo la idea la torturaba, pero un pálpito le decía que siguiera frecuentado el bar. Ella lo frecuentaba con un sólo objetivo, volver a ver al hombre que después de una noche desastrosa, le había devuelto la esperanza de volver a saber algo de su padre. Esto, la hacía sentirse viva y contenta.

Juan, el hombre del bar, como lo llamó Jordana, le había contado que tenía en mente un viaje, exactamente no sabía a donde, ni cuál era su ruta. Pero era un hecho, pronto partiría del país. A Jordana la idea le pareció increíble, sólo el viajar sin rumbo era una total aventura. Para ella era la oportunidad de alejarse de tanto dolor, así que ella le insinuó acompañarlo. Jordana creía que juntos podíran viajar en búsqueda de lo que ambos anhelaban.


Los días pasaban y Jordana había empezado a perder la esperanza, no sabía nada del hombre del bar. Entonces había decidido dejarlo todo en manos del universo. Creía que lo mejor era ponerse como máximo cuatro días de espera. Durante estos días seguiría con la rutina, visitaría el bar y lo esperaría. Si nada ocurría y Juan no aparecía era porque definitivamente no le convenía partir con él.


Los días pasaron y la rutina de Jordana era la misma, Juan no aparecía, Jorge no sabía nada de él y el bar que un día le había devuelto a Jordana la esperanza, comenzaba a convertirse en un lugar tedioso y aburrido para ella.

En la tarde del día tres, ella salió a la calle a sacar a Tamal, su perro. Sentía que necesitaba despejar un poco su mente y regalarle más tiempo a su mascota. Ella lo llevaba amarrado de un collar, juntos caminaban al mismo paso. Hasta cuando Tamal vio a un perro al otro lado de la calle. Él empezó a ladrar y hacer mucha fuerza, tanta que el collar se reventó y Tamal salió corriendo al otro lado de la calle. En el intento lo atropelló un taxi que llevaba un pasajero a bordo. El carro alzó al perro y lo botó junto a unas bolsas negras de basura que había tiradas en la calle.

Jordana entró en llanto sólo al pensar que el carro había matado a Tamal. Entonces ella corrió hacía dónde el taxi lo había botado. Él estaba quietito, tirado en el suelo con los ojos abiertos. Si se acercaba bastante a él se lograba escuchar un quejido muy pasito. Jordana lo abrazó fuertemente y el le lamía la cara. Ella lloraba y gritaba que por favor alguien la ayudara.

Después de unos minutos un hombre le tocó su espalda. Justo el lado donde ella tiene tatuado un escorpión. Jordana en medio del llanto y la angustia voltio. Sus ojos se abrieron al darse cuenta que se trataba de Juan. Él la abrazó y le contó que iba en el taxi que atropelló al perro. Entonces ella le pidió que por favor la ayudara, que Tamal significaba mucho para ella y no quería perderlo.

Juan le sonrió y juntos subieron el perrito al carro para llevarlo al veterinario.


En la veterinaria mientras atendían a Tamal, Jordana le contó a Juan todo lo que lo había buscado y el por qué. Él sorprendido le dijo que el viaje que tenía en mente era un viaje que debía hacerlo sólo. Que le agradecía mucho el quererlo acompañar, pero que definitivamente tenía que partir solo. Jordana lo entendió, pero le pidió un inmenso favor. Ella sacó de su billetera una foto de un hombre, era su padre, se la pasó a Juan y le dijo que si en medio de su viaje sin rumbo encontraba a alguien parecido a ese hombre de la foto que por favor no dudara en llamarla.

Juan sólo la abrazó y le contestó que contara con eso.




1 comentario:

  1. Y claro que tenía que viajar solo, porque ya entenderás más adelante de qué huye cuando sale de Bogotá hacia el mar y sin saber aún el rumbo que tomará su vida. Pero podría llamarla, podría encontrar al hombre que es su padre, podría buscarlo ella a él más adelante.

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